Thalesia Wiki
Sin resumen de edición
Etiqueta: Edición visual
Etiqueta: Edición visual
Línea 25: Línea 25:
 
En
 
En
 
<nowiki> </nowiki>su sabiduría, Lord Iparra, tras las ultimas noticias provenientes del
 
<nowiki> </nowiki>su sabiduría, Lord Iparra, tras las ultimas noticias provenientes del
sur ha convocado a sus huestes para llevar la verdad de Mari a los
+
sur ha convocado a sus huestes para llevar la verdad de [[Mari]] a los
 
hombres embaucados en [[Dalle]] y [[La Bastida]] por el infame Marques de
 
hombres embaucados en [[Dalle]] y [[La Bastida]] por el infame Marques de
 
carabas. Este ha impuesto su dominio y ha extendido su corrupto sistema
 
carabas. Este ha impuesto su dominio y ha extendido su corrupto sistema
Línea 31: Línea 31:
 
gobernador de esas tierras.
 
gobernador de esas tierras.
   
23 de Junius, Año 179. [[Skelftea]]
+
23 de Junius, Año 179. Skelftea
   
 
Los
 
Los
Línea 47: Línea 47:
 
Tras
 
Tras
 
<nowiki> </nowiki>varios días de marcha al fin llegamos a la frontera norte de La
 
<nowiki> </nowiki>varios días de marcha al fin llegamos a la frontera norte de La
Bastida, [[Mari]] nos sonrió calentando nuestros huesos en la mañana,
+
Bastida, Mari nos sonrió calentando nuestros huesos en la mañana,
tocamos los cuernos y adelantamos a nuestros mejores Bardos para que
+
tocamos los cuernos y adelantamos a nuestros mejores bardos para que
 
trajeran la buena nueva a las gentes, la espada y el cuervo habían
 
trajeran la buena nueva a las gentes, la espada y el cuervo habían
 
llegado para liberarlos. Rápidamente los perros perfumados de Amún
 
llegado para liberarlos. Rápidamente los perros perfumados de Amún
Línea 94: Línea 94:
 
hueste traspasaron las recias armaduras y anegaron la tierra con la
 
hueste traspasaron las recias armaduras y anegaron la tierra con la
 
ponzoña de los fanáticos del marqués de Carabas. Ni que decir tiene que
 
ponzoña de los fanáticos del marqués de Carabas. Ni que decir tiene que
los aldeanos, libres del yugo Amuntino, agradecieron a nuestro Lord
+
los aldeanos, libres del yugo [[Amuntino]], agradecieron a nuestro Lord
 
haberles salvado de tan aciago futuro bajo la bota del marqués y de su
 
haberles salvado de tan aciago futuro bajo la bota del marqués y de su
 
perro fiel Fael Ciar entregando sus provisiones para el mantenimiento de
 
perro fiel Fael Ciar entregando sus provisiones para el mantenimiento de
Línea 114: Línea 114:
 
fuertemente defendido en su interior, de tal forma que para poder
 
fuertemente defendido en su interior, de tal forma que para poder
 
destruir sus defensas fue necesaria la visión y arrojo de un capitán,
 
destruir sus defensas fue necesaria la visión y arrojo de un capitán,
conocido como Deimos, que ofreció su cuerpo para ser usado como ariete.
+
conocido como [[Deimos]], que ofreció su cuerpo para ser usado como ariete.
 
Este sacrificio fue tan bravo y valiente que Mari le concedió la dureza
 
Este sacrificio fue tan bravo y valiente que Mari le concedió la dureza
 
de la roca a su cabeza durante un tiempo, lo que permitió destrozar las
 
de la roca a su cabeza durante un tiempo, lo que permitió destrozar las
Línea 121: Línea 121:
 
Según los rumores, el nombrado Deimos tras esta gran
 
Según los rumores, el nombrado Deimos tras esta gran
 
gesta recibió una visión que le conminó a fundar su propio reino
 
gesta recibió una visión que le conminó a fundar su propio reino
conocido como Ares, esperamos que este valiente héroe sea bendecido por
+
conocido como [[Ares]], esperamos que este valiente héroe sea bendecido por
 
Mari. Además, como agradecimiento, Lord Iparra mando fundir las armas y
 
Mari. Además, como agradecimiento, Lord Iparra mando fundir las armas y
 
armaduras de los Amuntinos caídos y forjar una estatua con la efigie de
 
armaduras de los Amuntinos caídos y forjar una estatua con la efigie de

Revisión del 18:02 18 sep 2019

Antecedentes

En el año 179 las tensiones entre las naciones de Skilfngheim y Amún llegaron a su punto más alto. Skilfngheim declaro la guerra a Amún y comenzó a atacar sus regiones más orientales. En respuesta a ello, Amún no se quedo de manos cruzadas, declarandole la guerra a Skilfngheim para llevar la guerra a sus tierras.

Personajes relevantes

  • Lord Iparra: Señor de Skilfngheim, lideró las tropas Skilfingas durante la batalla.
  • Marques de carabas: Señor de Amún, lideró las tropas Amunitas durante la batalla.
  • Fael Ciar: Gobernador designado por el marques de carabas

Resultado de la guerra

Crónica del evento (Versión Skilfinga)

Skilfngheim
Historia de un Imperio
Vol. III Capitulo XIII
La Batalla De Dalle y La Bastilla
por Narcisus de Lef


20 de Junius, Año 179. Torre del cuervo, Skelftea.

En su sabiduría, Lord Iparra, tras las ultimas noticias provenientes del sur ha convocado a sus huestes para llevar la verdad de Mari a los hombres embaucados en Dalle y La Bastida por el infame Marques de carabas. Este ha impuesto su dominio y ha extendido su corrupto sistema feudal obligando a aceptar a uno de sus perros fieles, Fael Ciar, como gobernador de esas tierras.

23 de Junius, Año 179. Skelftea

Los hombres y mujeres libres de Skilfngheim viajamos al sur con la misión de liberar y mostrar el camino a las gentes de esas tierras, para que puedan gobernarse con la astucia del cuervo y la fuerza del acero. A cambio, Skilfngheim tan solo exige unidad frente al invasor y valor para defender este modo de vida libre y basado en la capacidad de los más aptos para gobernar, fuera de las corruptelas políticas que el Marques intenta imponerles. Cuán grande es nuestra misión, cuán grande el regalo que ofrecemos y que pequeño el pago que exigimos a cambio.

25 de Junius, Año 179. Frontera de Goierri con La Bastida

Tras varios días de marcha al fin llegamos a la frontera norte de La Bastida, Mari nos sonrió calentando nuestros huesos en la mañana, tocamos los cuernos y adelantamos a nuestros mejores bardos para que trajeran la buena nueva a las gentes, la espada y el cuervo habían llegado para liberarlos. Rápidamente los perros perfumados de Amún formaron filas, ocasión que aprovecho el pueblo para huir de la contienda y de la represión de sus nuevos señores.

Esa misma mañana comenzó el combate, exhaustos por el viaje y confiados en nuestra experiencia hicimos frente a la expedición de reconocimiento enviada desde La Bastida, lo que estuvo a punto de ser nuestra perdición. Aunque más inexperto, el enemigo lucho con la fuerza de la juventud y sus armaduras forjadas en castillo bien marcaron una diferencia, pero una vez más la experiencia y tenacidad de nuestros hombres y mujeres nos dio la victoria. Al fin y al cabo, ¿cómo puede compararse la fuerza de un advenedizo embaucado, con la de un Skilfingo libre al que Mari sonríe?

Se decidió enviar una unidad de exploradores para tantear las fuerzas del enemigo. Resulto un desastre, la unidad fue emboscada por las tropas ya alertadas de Amún, poco podemos decir sobre su suerte, tan solo podemos registrar los balbuceos del único Skilfingo que sobrevivió y logro llegar malherido al campamento base, entre estertores y convulsiones que le causaba la flecha que atravesaba su pulmón, tan solo pudimos lograr sonsacarle divagaciones sobre burbujas fantasmales que mostraban un arcoíris impío y antinatural. Sin duda una blasfemia a la naturaleza que haría gritar a la propia Mari.

26 de Junius, Año 175. En algún lugar de La Bastida

Los exploradores repartidos por la zona avisaron de que Amún pretendía llevar a los lugareños y objetos de valor a un lugar donde no pudieran unirse a las fuerzas libertarias de Skilfngheim. ¡Ah!, cuan enorme es el pánico de aquellos que gobiernan con pliegos de papel cuando la espada de los justos les acecha. Lord Iparra hizo saber a sus lugartenientes que Mari en su grandeza le había hablado en sus rezos matinales, le había mostrado el camino a seguir mostrándole la imagen de rayos solares reventando burbujas llenas de ponzoña negra y oscura. Fue así que nuestro Lord supo interpretar el mensaje de la madre de todos y antes de la batalla dio la orden de que todo Skilfingo portara un arco y flechas, fuera o no ésta su arma predilecta, lo cual demostró ser una gran idea. Con el terreno elevado a su favor, las flechas de la hueste traspasaron las recias armaduras y anegaron la tierra con la ponzoña de los fanáticos del marqués de Carabas. Ni que decir tiene que los aldeanos, libres del yugo Amuntino, agradecieron a nuestro Lord haberles salvado de tan aciago futuro bajo la bota del marqués y de su perro fiel Fael Ciar entregando sus provisiones para el mantenimiento de la hueste, ofreciéndose además a reconstruir La Bastida como una tierra de hombres libres bajo el amparo de Mari y la protección de los Skilfingos.

27 de Junius, año 175. En el fortín del bosque de la Bastida.

Los exploradores de la hueste encontraron un fortín ocupado por los perros del marqués, por suerte la inexperiencia de los Amuntinos y su confianza en sus brillantes armaduras los llevo a cometer el error fatal de dejar a parte de sus hombres fuera del fortín, con la esperanza de contener nuestras fuerzas antes de que llegaran a sus puertas. Como consecuencia de este error estratégico, aquellos hijos de las tierras verdes abonaron los campos que circundaban el fortín. En cambio, el fortín estaba fuertemente defendido en su interior, de tal forma que para poder destruir sus defensas fue necesaria la visión y arrojo de un capitán, conocido como Deimos, que ofreció su cuerpo para ser usado como ariete. Este sacrificio fue tan bravo y valiente que Mari le concedió la dureza de la roca a su cabeza durante un tiempo, lo que permitió destrozar las puertas del fortín y que la plaza fuese tomada por los valientes Skilfingos. Según los rumores, el nombrado Deimos tras esta gran gesta recibió una visión que le conminó a fundar su propio reino conocido como Ares, esperamos que este valiente héroe sea bendecido por Mari. Además, como agradecimiento, Lord Iparra mando fundir las armas y armaduras de los Amuntinos caídos y forjar una estatua con la efigie de Deimos con ellas, también promulgo un edicto por el cual en el aniversario de la batalla se celebrarán festejos para reverenciar a Deimos como héroe libertador de La Bastida.

27 de Junius, Año 175. En algún lugar de los bosques de La Bastida.

Tras la victoria del fortín, los Skilfingos decidieron realizar un sacrificio a Mari con las sierpes de forma humana que habían sobrevivido al ataque, estos fanáticos guerreros del marqués, los aldeanos y terratenientes corrompidos por el sistema corrupto de los Amuntinos, serian gratos sacrificios para Mari madre de todos y símbolo de libertad. Los blasfemos Amuntinos tuvieron la osadía de atacar el ritual, por suerte, nuestros bravos hombres fueron capaces de contener el ataque, aunque nuestro buen druida fue herido pudo concluir con éxito el ritual y sus defensores fueron sonreídos por Mari, no así aquellos que aguardaban en el campamento. Cuando la compañía encargada de defender a nuestro valeroso druida llego al campamento lo que encontraron les hizo clamar al cielo y maldecir los nombres de Carabas y Fael Ciar, el campamento y los hombres habían sido arrasados junto a los suministros que habían mantenido a los skilfingos durante la campaña.

28 de Junius, Año 175. En algún lugar de los bosques de La Bastida.

Y entonces llegó el momento inevitable de la confrontación, en la frontera occidental de la Bastida con Dalle, ambos ejércitos se encontraron bajo la atenta mirada de Mari. El marqués de Carabas en persona arengó a sus temblorosas tropas que ya habían sentido la furia Skilfinga, nuestros valientes hombres y mujeres mientras tanto rezaban a Mari por poder matar los suficientes infieles como para hacer que sus ancestros estuvieran orgullosos. La batalla fue como la mayoría de ellas, caótica y horrible, los gritos desesperados de los jóvenes Amuntinos se mezclaban con los agónicos gorgoteos de los veteranos bersekers Skilfingos que se lanzaban contra las filas enemigas. Aunque la balanza de la batalla se inclinó hacia los Amuntinos, su victoria fue pírrica y no fue así con la balanza de la guerra que gracias al sacrificio y la astucia de los Skilfingos quedo en tablas, ya que con su sacrificio pudieron mermar gravemente el ejercito Amuntino, hasta el punto de que les fue imposible formar un nuevo ejército capaz de reconquistar La Bastida, ahora bajo la protección de los hombres libres de Skilfngheim. Cuando al fin el polvo se asentó los territorios de Dalle seguían bajo el yugo del infame Marques de Carabas y su perro Fael Ciar, en cambio en las tierras de La Bastida el germen de la libertad brota en los campos y Mari en su carro de fuego ya ha encontrado una cueva de su agrado, desde donde bendecirá y protegerá estas nuevas tierras y a los hombres libres que ahora las habitan.


Transcrito de los informes militares de varios mandos Skilfingos. Redactado por Narcisus de Lef, escriba de la pluma del cuervo. En Skelftea bajo el reinado de Lord Iparra I de su nombre.

Crónica del evento (Versión Amunita)

La defensa de Dalle y la pérdida de la Bastida.

Mi nombre es Rodrigo, nací en una pequeña aldea de Dalle, una estepa calurosa en verano y fría en invierno, pero de una belleza insuperable. Allí residía mi familia desde tiempos que no logro recordar, habíamos sufrido épocas duras, era una tierra donde el cambio de poder estaba a la orden del día, los caudillos locales hacían y deshacían a su antojo, algo que repercutió negativamente en las familias que allí vivíamos, el descontento era generalizado. Pero un día, llego a Dalle una comitiva del vecino reino de Amún, trajeron comida, oro y palabras de esperanza para estas duras tierras, palabras que surcaban el cielo, si te concentrabas podías ver burbujas revoloteando que cuando cruzaban los rayos de luz que atravesaban las copas de los arboles resplandecían como el arcoíris, llenas de paz, amor y jolgorio. Los caudillos y las familias los recibieron como amigos y decidieron aceptar sus palabras, su alimento y su favor.

El marqués de carabas en su infinita aleatoriedad otorgo el gobierno local a un antiguo camarada, alguien que en el pasado demostró su honor en la batalla, un más que probable nombre nuevo que añadir a los asientos del consejo, un consejero de Dalle, para demostrar el aprecio que el marques tiene a las nuevas regiones anexionadas, Fiel Ciar es su nombre, y grandes son sus gestas.

Yo decidí alistarme a las guardia de Amún, recientemente establecida aquí, la guardia real de Amún es un cuerpo que se ha ganado la fama de duros, tercos y efectivos, pese a no contar con el equipo adecuado, los amuntinos decidieron que debíamos protegernos a nosotros mismos y no depender de las fuerzas de reinos extraños, algo que hizo que muchos jóvenes y algunos caudillos especialmente belicosos vieran una prospera salida a sus vidas, algo que trajo la paz y la prosperidad a la tierra. A mí me enviaron a La Bastida, región vecina y amiga que también paso a formar parte del reino de Amún. La vida era tranquila, prospera e incluso feliz. La época de paz y tranquilidad que trajo la unificación por parte del reino de Amún fue gloriosa aunque corta.

Una mañana de verano, una muy calurosa mañana de verano cerca de la frontera norte se oyeron cuernos extraños resonar, no sabíamos que era ni que hacer, cuando descubrimos lo que pasaba fue demasiado tarde. Mujeres y hombres vestidos de verde, profiriendo gritos en una lengua antigua que hacía tiempo no se oía por estos lares, pero sus intenciones eran claras, venían a invadir la tierra que tan pacíficamente estábamos construyendo, habían traído a toda su gente, hasta sus niños llevaban espadas, fieros guerreros norteños nos estaban invadiendo. En ese momento supimos que hacer, dimos las alarmas y formamos una pequeña línea de contención para permitir que los campesinos huyeran, evitando así que los tomaran como esclavos. La batalla fue encarnizada, pocos sobrevivimos pero logramos retener un tiempo el avance.

Cuando nos reagrupamos en la aldea más cercana, abandonada ya por sus gentes nos llegaron noticias de la capital, Skilfngheim, un reino del norte, de antiguo linaje, casi tan antigua como el cataclismo estaba reclamando esas tierras como suyas. Los ojos de nuestros soldados, poco adiestrados y criados en épocas de paz se llenaron de terror, pues la fiereza y bravura de los norteños era conocida en todo Thalesia. Pero no íbamos a ceder ni un palmo, plantaríamos cara con lo que fuera y como fuera. Tras demostrar esta determinación, los amuntinos vieron esos arcoíris de burbujas enviados por el marqués de carabas en el horizonte, sus corazones se llenaron de esperanza, de pasión, de fervor. A la mañana siguiente despertamos y ya estaban ahí, ¿no habían dormido? Su tenacidad era aterradora, envite tras envite nos diezmaron y no tuvimos más remedio que retirarnos aún más, pero habíamos hecho mella en sus filas, la ira y el odio que impulsaba nuestras armas era el que se siente contra aquellos que tratan de arrebatarte tu casa, tu vida y tu esperanza de un futuro mejor.

Nos replegamos hacia un bosque cercano, estábamos hambrientos y exhaustos, pasamos la noche a la intemperie, pero esa noche olía a quemado, había fuego en el bosque y no estaba lejos, el viento traía palabras en una lengua antiquísima que no reconocimos, pero como de la nada, una figura corpulenta y oscura ascendió de entre nosotros, la figura de los lobos resaltaba en su pecho a la luz de la luna, era un acolito del grouhdos, un hombre de fe venido desde Amún, venía con un grupo de cazadores que acudían a la llamada desde la berrea, luego supimos que venía a la cabeza de los feroces y agiles Gamos de la Berrea, soldados fieros y valientes que habían sido llamados por Daeron para acudir en ayuda de los amuntinos que sucumbirían en Dalle y la Bastida ante el acero de los hijos de Mari, la falsa diosa que adoran los voraces guerreros norteños, Daeron al saber de la invasión corrió a buscar hombres leales y valientes para acudir al frente para combatir a los invasores.

El hombre vestido de negro olisqueo el aire y dijo con voz profunda, paganos herejes, su carne sucumbirá a mi acero y su alma al fuego sagrado. Dio la orden, alzaos hijos del Shädún, los barbaros están comiéndose a vuestras familias, la sangre de los paganos regaran estas tierras. Todos, cansados, malnutridos y exhaustos nos alzamos, pero llenos de odio y rabia nos adentraríamos en el bosque siguiendo el humo, un humo denso e impracticable, pero que era contenido por las burbujas, que permitían a los hombres respirar un aire limpio y fresco que revitalizaba sus cuerpos cansados por las duras batallas.

Me llamo Alfredo, voy a continuar con el diario del capitán, pues así me lo han encomendado. Hemos llegado con una patrulla de refuerzo a los bosques, pues allí es donde pensábamos encontrar a los restos de la guardia de La Bastida, ya perdida y ocupada por Skilfngheim. En el bosque vimos los restos de una autentica masacre, restos de un ritual pagano, los cadáveres de salvajes y los amuntinos se entremezclaban y en el medio una joven desangrada y a sus pies un soldado, como protegiéndola, cuando nos acercamos el soldado aun respiraba. ¿Qué ha ocurrido muchacho? Pregunto el capitán. No he podido protegerla, la brujería salvaje nos lo impidió, no teníamos nada que hacer. Los salvajes han ido hacia el oeste, van hacia dalle. No se lo permitáis, esto solo es… ella no…. Yo la he fallado, hemos fallado a Amún, los hemos fallado a todos… y el muchacho rompió a llorar hasta que de golpe dejo de hacer ruido, había muerto. El capitán henchido de furia y orgullo iba a decir unas palabras pero un hombre oscuro se acercó a él y grito paganos, grito herejes, grito morirán. Toda la tropa respondió, morirán, por La Bastida, Por Dalle, por El Shädún y por Amún.

Llegamos hasta una atalaya fronteriza, estaba aún ardiendo, poco hacia qué había ocurrido el combate, estaba en ruinas, todos los soldados estaban muertos, cientos de cadáveres, tanto amuntinos como enemigos. La puerta estaba rota, pero casi no se podía entrar debido a la montaña de muertos que había. Vimos un grupo de cadáveres en el exterior, algunos valientes habían intentado salir de la atalaya para lograr llegar a dar aviso a Dalle, pero fueron masacrados. En uno de los cadáveres encontramos un papel lacrado roto, estaba firmado por Samir, decía: Los refuerzos y las armas procedentes de Lombdas no han llegado, no podemos socorrer la atalaya, abandonadla, refugiaos en Dalle, hay que aguantar la ciudad, escapad lo más ligeros posibles, hay que aunar fuerzas en las defensas de Dalle, no sabemos si el grupo intento escapar y el enemigo lo alcanzo o si ignoraron las ordenes y trataron de defender el fuerte, lo único que sabemos es que no hay nadie vivo.

El enemigo había entrado en Dalle, había que detenerlos, su empuje y su fiereza bien podrían llevarlos hasta la capital si no se les hacía frente. Debíamos continuar la marcha, íbamos a paso ligero, atravesando los bosques, con el equipo justo, para atajar y llegar a Dalle antes que el enemigo y dar aviso. Llevábamos a la cabeza la nueva bandera de Dalle, con el estandarte de Amún en sus imágenes, para demostrar que éramos una tierra que nos sentíamos amuntinos. Cuando íbamos, despistados, por la premura de nuestro viaje, saltaron sobre nosotros, desde todos lados, las flechas llovían, no sabíamos hacia qué dirección formar, pues nos habían rodeado, nuestro capitán, al ver lo que ocurría, mando a su segundo a caballo a dar aviso a Dalle, allí tratamos de proteger el estandarte, luchamos hasta el final, pero debido a la sorpresa rápido cundió el caos y los tambores dejaron de sonar, el mando había caído, no había banderas, no había nada por lo que pelear, así que corrimos, hasta que nuestras piernas ardían de dolor, pero nuestro pecho se llenaba de odio, rabia y desesperación, la guerra estaba resultando algo devastador, salvo algunas victorias sueltas y la alta moral de las tropas al estar defendiendo su tierra no estábamos frenando el avance enemigo, como mucho ralentizando.

No todos, pero muchos llegamos a Dalle, todavía en pie, pero ya estaba siendo asediada, los norteños habían traído maquinas, estaban causando graves daños, parecía todo perdido. Pero desde el norte, en la espesura de los bosques salieron un grupo de hombres, rudos combatientes con una especie de banderola con dos gamos sobre fondo morado. Eran los gamos de la berrea, se había oído que habían estado haciendo estragos en la retaguardia y en la caravana de abastecimiento enemiga, privando al enemigo de algunos de sus víveres y equipos de combate, pero no los habíamos visto aun, habían venido de muy lejos para defender Amún, para luchar por sus gentes y por su libertad. Al ver esa imagen, supimos que ese era el momento, los gamos cargaban desde el norte, los restos de nuestra escuadra habíamos salido por el este y desde la ciudad se produjo una gloriosa y desesperada carga por el frente para tratar de romper el sitio a dalle. Aquella batalla fue sangrienta, allí logramos frenar al enemigo y obligarlo a volver a la ya perdida Bastida. Aquella victoria fue amarga, pues nuestras fuerzas en un último golpe desesperado lograron detener el avance enemigo, pero no teníamos poder para recuperar la bastida, se había perdido mucho en aquella guerra, una guerra que no concluía, pero ambos bando quedaron dañados y volvieron a sus territorios a lamerse las heridas, preparados para en algún momento volver a desatar a los perros de la guerra sembrando la devastación, ese día estaremos preparados.

Como en toda guerra siempre hay un hueco para el heroísmo y para las confabulaciones entre tanta muerte y perdida, ese hueco está reservado para Fael Ciar, caudillo de una familia Dallentina, que dado su arrojo en la batalla, su bravura y fiereza se ganó el respeto de todos, los que pensaban que no era apto para el mando, que solo estaba ahí porque era manipulable por Amún tuvieron que retractarse y se le dio el gobierno de dalle para que lo prepare para ser una prospera región de Amún. Los sacerdotes llegados desde Amún comprobaron que la construcción del templo se estaba llevando a cabo, el armamento y las tropas de Amún han venido a socorrernos, han llegado tarde, pues estaba previsto que una partida de armas y hombres acudiera desde lombdas, pero no fue así, aún no sabemos porque, solo sabemos que la invasión nos sorprendió completamente desprevenidos, eso no volverá a ocurrir, Amún era un reino pacifico, pero su ardor guerrero ha despertado, sus hombres han probado su valía en combate, los amuntinos están preparados para defenderse de las amenazas que lo rodean, sus intrigas internas no harán que sus fronteras flaqueen, el reino de Amún es joven pero definitivamente ha venido para quedarse, y si para ello han de desatar al groados sobre sus enemigos,

SEA.