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Ferromar es la capital del Reino de Artabria. y da nombre a la misma región donde se ubica. Hasta la fecha, ha sido la única ciudad del Reino de Artabria, debido a que el resto de la población vive en diversas poblaciones de pequeño tamaño a lo largo de toda Artabria.

Orografía[]

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Acantilados de Ferromar. (Foto de Birnarem)

La región de Ferromar se caracteriza por disponer de una costa mayoritariamente accidentada, que ha sido la desgracia de muchos marinos inexpertos que se han atrevido a acercarse demasiado sin tener el debido conocimiento de estas aguas.

La capital se encuentra ubicada sobre un gran promontorio a modo de fortaleza natural, con una característica ensenada en su base oriental, amplia pero bastante cerrada, que en su día albergó el puerto y los astilleros más importantes de Artabria, jamás imaginado años antes.

Auge de la ciudad[]

Ferromar fué prácticamente la única población Ártabra catalogable como Ciudad. En sus mejores tiempos, se edificó una ciudad fortificada, coronada por la fortaleza de Durstan y, posteriormente, de los guardianes de Artabria.

El hecho de construir los astilleros y el puerto que competiría y finalmente desbancaría al puerto de Corunnos, constituyó un importante motor para la ciudad, no sólo por la actividad que implicaría, si no porque Ferromar se convirtió en el principal punto de intercambio con el resto del mundo, dado el carácter cerrado de los Ártabros y las fronteras naturales del reino, que dificultaron e inhibieron la comunicación con el resto de Thalesia. Por tanto, la información y bienes que trajeron los marinos exploradores e incluso comerciantes de otras naciones, supusieron un factor vital para el desarrollo de la capital.

Destrucción de la ciudad en el Gran Cataclismo[]

Si bien Ferromar se construyó en un excelente enclave natural beneficioso en muchos aspectos, su situación se convirtió en su ruina cuando sucedió el Gran Cataclismo, que desató un maremoto que arrasó toda la ciudad, barriendo por completo el puerto y los astilleros y gran parte de la ciudad. Del resto, prácticamente sólo quedaron escombros.

Algunos Ártabros cuentan las historias que escucharon de sus mayores acerca del trágico día:

...Cuentan que la tierra se estremeció, como si el mundo se ahogase en un lamento agónico. Fué sólo el preludio de la ráfaga de viento furioso y polvo cálido que asoló nuestras tierras. Y después ocurrió todo lo demás. Fué mucho lo que perdimos, pero los más sabios eran conscientes de que el mayor símbolo de lo que perdimos aquellos dias, fué Ferromar.

Ferromar... cuentan que una nueva Artabria nacía en aquel entonces. Tras siglos de derramamientos de sangre, de disputas entre clanes, de vidas sencillas, de ser meros guerreros y campesinos, Artabria floreció. Comenzaba a convertirse en algo más. Símbolo de aquel incipiente florecimiento fué Ferromar. Un enorme poblado que se convirtió en ciudad, que comenzó a crecer como nunca se había visto antes nada semejante. Pero no se trataba sólo de la gente que se había congregado allí.

Las artes, la cultura, la industria... comenzaban a florecer a un ritmo vertiginoso. Uno de los motivos de este florecimiento fué la creciente flota de navíos Marinnar. Una espléndida armada de navíos de gran calidad manejados por excelentes marinos. La relativa paz e incipiente prosperidad de aquellos tiempos instó a muchos aventureros Ártabros lanzarse a explorar los mares. Por primera vez, la visión de nuestra gente se abrió a un mundo que de repente se había vuelto enorme. Los que volvían, acostumbraban a traer mercancías y conocimientos de lugares lejanos que nos dieron un nuevo mundo.

Sin embargo, fué en aquella época cuando ocurrió todo. Algunos lo llamaron el gran cataclismo. Para nosotros, significó la perdición. Ferromar fué asolada por un brutal maremoto que destruyó buena parte de la ciudad y de todo el futuro que estábamos construyendo. El cataclismo no sólo trajo destrucción, si no que también volvió a segregar a nuestro pueblo. La unificación que en su día consolidó Adíngibas el sabio seguía vigente pero no presente. Los pueblos diezmados, la necesidad, la destrucción, nos separó de nuevo y nos aisló. De repente, prácticamente volvimos al tiempo de los clanes...

Breccan, Guardián de Artabria. (Año 70 D.C)

Renacimiento de la ciudad tras el gran cataclismo[]

Tras el gran cataclismo algunos ártabros ocuparon estas ruinas como su hogar, sin poder plantearse siquiera reconstruir la ciudad durante años. No obstante, en los últimos años, con el renacer de todo el reino, se comenzó paulatinamente la construcción de una nueva Ferromar.

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